Croquetas de atún encebollado

Receta ↓ Ángela Solar

¡Sorprende a tus comensales con unas irresistibles croquetas de atún encebollado! Con nuestra receta sencilla y rápida, te convertirás en el alma de la fiesta. No hace falta ser un chef para deleitar con este clásico de la cocina española, rebosante de sabor y tradición.

El atún encebollado, jugoso y aromático, se funde con la cremosidad de la bechamel, ofreciendo un bocado que es puro placer. Para una experiencia completa, sirve estas delicias junto a una caliente y reconfortante sopa de lentejas o acompáñalas de un suave y nutritivo puré de brócoli.

Y si te apetece seguir explorando sabores, te invitamos a descubrir el exquisito y sofisticado risotto de gambas, una receta que dejará huella en tu paladar y en el de tus invitados.

Los imprescindibles para tus croquetas

¿Listo para cocinar unas croquetas de atún encebollado que te harán la boca agua? Aquí tienes lo que necesitas para triunfar:

• Atún – No te conformes con cualquier atún. Busca uno que sea jugoso y que casi se deshaga al tocarlo, porque eso marcará la diferencia.
• Cebolla – Encuentra una cebolla que al cortarla te haga llorar de felicidad, por su frescura y ese punto dulce que nos encanta.
• Harina – Una harina de trigo de la mejor calidad es el secreto para una bechamel que se funda en tu boca, sin un solo grumo.
• Leche – La leche entera es la clave para una textura cremosa, pero si te va lo light, adelante con la versión desnatada.
• Aceite de oliva – El oro líquido, elige uno virgen extra que huela a campo y a sol, porque eso se notará en cada bocado.
• Pan rallado – Para ese toque final crujiente, selecciona uno que convierta la superficie en una fiesta de texturas.

Elaboración

¡Comencemos con el atún encebollado, el corazón de nuestras croquetas! Para ello, usaremos una sartén con un poco de aceite virgen extra en el fuego. Personalmente, soy fan del aceite de oliva virgen extra, ¡su sabor es insuperable! Pero si prefieres usar otro tipo de aceite, adelante.

Una vez el aceite esté caliente, añade la cebolla finamente picada y baja el fuego a medio-bajo. Aquí tienes un truco: para que la cebolla quede más tierna y transparente, puedes añadir una pizca de sal al inicio del pochado.

Deja que la cebolla se cocine lentamente durante unos 10-15 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se queme.

Cuando la cebolla esté lista, añade el atún cortado en trozos y cocina durante 7 minutos más. ¡Cuidado! No si lo cocinas demasiado, puede volverse seco y perder su jugosidad. Una vez cocido, solo tienes que desmenuzarlo y mezclarlo bien con la cebolla.

¡Vamos a preparar una deliciosa y cremosa bechamel para nuestras croquetas! Personalmente, siempre prefiero hacerla en lugar de comprarla, así puedo garantizar su calidad y evitar aditivos. Además, ¡es muy fácil de hacer!

Para empezar, calentamos una cucharada de aceite de oliva en una sartén y añadimos una cucharada de harina, removiendo constantemente con una cuchara de madera hasta que se dore. Esto es lo que se llama un "roux", y es la base de nuestra bechamel. Mi truco para evitar que se formen grumos es añadir la leche poco a poco, removiendo constantemente.

Una vez que hayamos añadido los 500 ml de leche, seguimos removiendo a fuego medio-bajo hasta que la bechamel espese y quede suave y cremosa. ¡Y listo! Ya tenemos nuestra bechamel casera lista para mezclar con el atún.

¡Ahora viene mi parte favorita! Formar y rebozarlas. Me encanta darles forma con las manos, es como si estuviera creando algo único y especial. Además, el proceso de rebozarlas es realmente terapéutico para mí, ¡me ayuda a relajarme y desconectar!

En primer lugar, mezcla el atún encebollado y la bechamel en un recipiente grande hasta que estén bien integrados. Deja enfriar la mezcla en la nevera durante al menos 60 minutos para que sea más fácil de manejar. Este paso es crucial ya que una mezcla demasiado caliente causa que se deshagan al freírlas.

Una vez que la mezcla esté fría, forma con las manos, dándoles una forma ovalada o redonda. Luego, pasa cada croqueta por harina, huevo batido y pan rallado, presionando suavemente para que se adhiera bien. Repite este proceso una segunda vez para asegurarte de que estén bien rebozadas y tengan una capa crujiente y dorada al freírlas.

Si te gustan con un toque extra de sabor, puedes añadir hierbas frescas o queso rallado a la mezcla antes de formarlas. Experimenta con diferentes tipos de pan rallado, como panko o integral, para darle un toque diferente a tus croquetas.

¡Es momento de freirlas! Calienta abundante aceite en una sartén hasta que llegue a la temperatura ideal. Personalmente, siempre prefiero el oliva virgen extra para freír, ¡su sabor es insuperable! Pero si prefieres usar otro tipo, adelante.

Antes de sumergirlas en el aceite, asegúrate de que estén bien cubiertas con pan rallado. Esto hará que tengan una textura crujiente y dorada ¡que te encantará!

Una vez que el aceite esté caliente, añade las croquetas con cuidado, sin sobrecargar la sartén. Deja que se doren durante unos 2-3 minutos por cada lado, hasta que estén uniformemente doradas.

¡Cuidado! No te excedas con la fritura, podrías terminar con un resultado desastroso. Si prefieres, puedes freírlas en una freidora de aire a 180°C durante unos 4-5 minutos, o hasta que estén doradas.

Una vez listas, escúrrelas sobre papel absorbente para eliminar el exceso. ¡Y ya está!

Para emplatar, puedes servir las croquetas sobre una cama de lechuga o acompañadas de una salsa casera, como una deliciosa salsa tártara o salsa rosa. ¡Buen provecho!